sábado, 6 de agosto de 2011

Son las doce

Son las doce, es verano, agosto, me despierto como si no hubiera dormido nada, o como si hubiera dormido demasiado. Es extraño como a veces se repite la misma sensación cada mañana cuando te despiertas dependidendo del lugar.

Las personas no entendemos que la sensaciones viven con nosotros, nos siguen y nos persiguen, nos buscan, nos llaman y nos encuentran. No somos conscientes de cuantas sensaciones al cabo del día llegamos a percibir; el sonido del despertador, el dolor de espalda, la luz demásiado fuerte del baño, el olor a cafe, el golpe en el codo con la puerta de la cocina, el suelo fresco debajo de los pies descalzos... y después la sensación de vacio al ir al trbajo, la de estrés, el nerviosismo frenético, hambre, cansancio, sueño, emoción, alegría, aburrimiento, casancio... El maravilloso mundo de las sensaciones, esos pequeños fragmentos de vida que nos hacen lo que somos y a los que apenas prestamos importancia, porque en nosotros no mandan los sentidos sino la razón, o la sinrazón, depende del día. No tengo que sentir esto, tengo que olvidar aquello, tengo que aprender a valorar lo bueno, tengo que quedarme con lo bonito, de todo se aprende... La razón, la sensación, el corazón y la cabeza; un mecanismo demasiado complejo para que su formato, función y resultado sean simples.

Las personas no nos damos cuenta de que hagamos lo que hagamos todo está cuidadosamente programado  y organizado, de que después de años de vida aún no somos capaces de entender cómo funciona esto de las sensaciones, los sentimientos, las emociones y las razones. Dominamos en Iphone, Ipad, Itouch, la tele de plasma, sabemos cómo funciona el parking, el wok, la maquina de hacer cubitos del congelador y hasta la depilacion láser. Pero todavia no somos capaces de entender cómo funciona nuestra propia persona, por qué me despierto cansada, me acuesto preocupada y de repente me entran ganas de reir... ¿Será que el ser humano está defectuoso?

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